CAUSAS POR LAS QUE NO SE INVIERTE MASIVAMENTE EN CENTRO HISTÓRICO
POR EL DR. E ING. JUAN ASCENCION ALVAREZ GUTIERREZ
PROFESOR E INVESTIGADOR DE LA UAM XOCHIMILCO
Sabemos que México cuenta con un gran patrimonio edilicio o urbano, y que hasta ahora poco se ha protegido y menos explotado, podemos decir que se debe a los siguientes motivos:
Por un lado la existencia de una persistente tradición cultural que se impone a la disciplina de la restauración en México, valores, tecnologías y normas “tradicionales” a veces muy arcaicas, como la posibilidad única de intervenir a los inmuebles catalogados como “monumentos”.
Pero cuando se interviene en la llamada “arquitectura menor” o mejor dicho al “patrimonio edilicio”. Estas técnicas tradicionales de restauración resultan caras y de muy lenta ejecución, ya que se requiere de mano de obra especializada y se llevan a cabo con materiales no comerciales y menos disponibles en el mercado.
Lo anterior obliga a tener una posición más abierta hacia otras tecnologías las cuales nos pudieran auxiliar en conservarlos que nos permitan la posibilidad de intervenir de manera más fácil y económica, a grandes cantidades de este patrimonio edilicio, y que además nos permita en un futuro, la posibilidad de generar todo un proceso de industrialización para que estas tecnologías logren una suficiente demanda, aún en una economía dependiente como la nuestra.
Por el otro lado, la razón fundamental que se refiere a la manera, como funciona nuestro marco legislativo en lo que se refiere a la protección del patrimonio cultural, que sólo privilegia la intervención sobre monumentos y a las zonas que los albergan y que hayan sido declaradas como tales. Tanto la Ley Federal sobre Monumentos y zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972 y su actual iniciativa de Ley para modificarla olvidan la importancia del ineludible factor urbano del contexto ambiental, y del número de inmuebles con características históricas que existen en cada ciudad del país, que en conjunto conforman la llamada arquitectura histórica menor.
Lo peor es que no se vislumbra a corto plazo la creación de una ley federal que proteja inmuebles de este tipo, existiendo sólo algunos esfuerzos locales. En el caso del Distrito Federal, existe actualmente la ley local promulgada por la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México en el 2000 y titulada “Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico Arquitectónico del Distrito Federal”, (no así en la ciudad de Veracruz), que explora caminos legislativos para que esta protección sea posible, definiendo una serie de conceptos nuevos y tradicionales.
Sin embargo consideramos que esta ley aún esta bisoña para lo que debiera contener dicha ley federal amén de las fallas de que adolece. Además debería buscar, que se incluyera al patrimonio edilicio dentro del problema más general que representa la escasez de vivienda, a fin de que pudiera recibir parte del presupuesto destinado anualmente a la construcción de viviendas de interés social; para que así se contara con los recursos suficientes para intervenirlo con programas masivos y organizados de rehabilitación habitacional (patios de vecindad, rentas congeladas) que todavía existen en ciudades como la ciudad de Veracruz.
La instrumentación legislativa relativa a lo urbanístico normalmente se acompaña de instrumentos operativos como son los planes y programas reguladores. En este caso es importante que la ley defina las características que debería contener un instrumento de actuación que se pudiesen llamar “plan de recuperación edilicio o de arquitectura menor”. En arquitectura menor, me refiero a
las construcciones antiguas (no consideradas monumentos) que se encuentran fuera de los centros históricos.
Lo que si es que hay que plantear metodologías adecuadas a nuestro medio y realidad. Maneras de intervenir con programas ambiciosos de rehabilitación y de reutilización, con costos y tiempos adecuados basándonos en tecnologías novedosas, adecuándolas al tipo de inmuebles que se intervengan.
Otro de los problemas centrales que se deberá resolver, es lo que se refiere a la creación de tecnología apropiada a las pretendidas intervenciones de rehabilitación, tecnología que por lo pronto no existe en nuestro país, en cambio se echa mano de tecnologías tradicionales para restaurar, o de tecnologías que se utilizan en las nuevas construcciones, no siendo ninguna de las dos las más adecuadas para los casos de las rehabilitaciones, lo que limita notablemente la posibilidad de lograr buenos resultados al intervenir masivamente.