Por: Isabel Arellano
Egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UV
Reside en Alemania desde hace 16 años
II parte
Me emocionó profundamente ver a un grupo de adolescentes y niñas de la etnia Tzotzil viajando en el tren gracias a que tienen tarifas especiales.
¡Nuestro México cambia para bien de todos!
Viajar siempre nos brinda la oportunidad de conocer nuevos lugares y hacer nuevos amigos
En el viaje de Palenque a Mérida compartimos y conocimos a Miguel Quintero y a Noé Hinojosa. Tengo la certeza que hicimos nuevos amigos, las siete horas de viaje se hicieron cortas, conversamos durante todo el tiempo un poco de todo.
Por la noche nos encontramos para cenar con nuestros recíén estrenados amigos, fue una velada muy agradable. Nos despedimos.
Mérida es una ciudad para disfrutar tanto de su entorno como de la gastronomía
El 18 por la tarde viajamos a Tulum.
El día 20 fuimos a las ruinas de Tulum, que tengo que decir que además de majestuosas, están muy bien resguardadas. Ojalá todas las ruinas tuvieran la misma administración.
Visitamos tres cenotes, el cuarto en el programa desistimos porque es subterráneo y sufro de claustrofobia; todos son hermosos en plena selva, caminar bajo los árboles es muy agradable.
Por cierto, como dato curioso, el cenote manatí de agua salada tiene un lagarto “amigable” ¡es una locura! un animal salvaje siempre es salvaje creo que es una irresponsabilidad, tanto de la gente local que lo recomienda, como de los turistas que van, en fin creo que soy vieja para tanta y extrema aventura
Nos encontramos con Noé en Tulum para tomar algo, Miguel ocupado en cosas cotidianas se quedó en su hotel, Nos dió gusto ver a Noé y pesar de no ver a Miguel.
Del 21 al 27 viajamos a Playa del Carmen con la intención de descansar por una semana en las playas, pero la naturaleza caprichosa tenía otro plan: llovió toda la semana.
Pasamos más o menos una hora y media en la playa toda la semana, pero no por eso dejamos de disfrutar, buscamos alternativas: comimos y bebimos y bebimos en cada bar disponible por cierto, carísimo todo bebidas y comida, sólo el hotel tenía un muy buen servicio y precio.
Del 27 al 31 por la tarde viajamos a Cancún, llegamos a la casa de María Esther y José Martín Carrillo.
El 30 de enero tomamos el ferry hacia Isla Mujeres, pasamos allí gran parte del día, por fin logramos asolearnos y nadar en el Mar Caribe.
¡El viaje fue interesante, maravilloso e inolvidable!
Como todo tiene un final el 31 de enero regresamos a casa con muchos recuerdos y deudas…. ¡La vida es así!
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